Sobre relatos, cuentos e historias

Espacio dedicado a los textos que le han ayudado a la autora a hacer más leve el tiempo de la vida, el cual suele ser muy largo. Esperando que algún incauto perdido de la red llegue a estas líneas y alimente su ocio,y si hay suerte, quizá hasta le comuniquen algo

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Nombre: Arenita
Ubicación: México, D.F., Mexico

Maestra en Artes Visuales con orientación en Diseño y Comunicación Visual y Lic. en Diseño y Comunicación Visual, por la ENAP/UNAM. Diseñadora gráfica que desde hace años trabaja usando sólo Software Libre en su trabajo profesional. Labora en el sector cultural, social y educativo.

sábado, noviembre 04, 2006

Una historia por encargo


Si, ya se que es lo que van a decirme todos, que soy una escoria, que me merezco el infierno, que lo que hice no tiene perdón de Dios ni de nadie, que la muerte es lo menos que me podría pasar y que no me alcanzará la vida para pagar todo lo que le hice.

Pero ¿que saben ustedes? no tienen idea de lo que yo he tenido que vivir, ni se imaginan la de cosas que tuve que aguantar, lo que me llevaron a actuar como actué, no saben lo que me fue el aprender a vivir con Emma y con sus hijas. Por que eso si, nadie lo menciona ¿verdad?, nadie menciona que yo fui el único que se quedó con ella en su vejez, después de que sus 3 hijas se fueron, una a una, nadie menciona que tuve que aguantarla en sus peores días, en su delirio, en su dolor.

Para empezar, yo nunca le dije que me cuidara, jamás le pedí su compasión, pero ella, como siempre quiso ganarse el cielo y se encargó de mi cuando mis padres murieron. Un internado de niños no me hubiera venido mal, así no hubiese tenido que vivir toda mi vida rodeado de tanta vieja, así no me habrían marcando para siempre…

Mi infancia fue de lo más normal, si, si, a los ojos de los demás si, yo era el niño más feliz, “bendito entre las mujeres”, hasta que comencé a crecer, seguramente con ellas me gané la fama de pervertido, si, ellas fueron, malditas, malditas las tres que no supieron comprenderme, que acordaron en hacerme sentir sucio de mis deseos y de mis emociones.

Emma era la única que me protegía, la única que confiaba en mi, ella siempre me resguardaba de la provocación de sus hijas –cuídate de las mujeres- me decía.

-Mamá, deberías de llevar a Juan a un doctor, para mi no es normal que haga todas esas cosas raras que hace-

-Ay Gisela, no seas exagerada, es un chamaco, pues obvio que está creciendo y pues… ay, ya vez como son los hombres

-No mamá, ese no es hombre, es un monstruo

A veces me sorprendía la fortaleza de Emma, aguantar la muerte de su esposo y mantener a sus 3 hijas y a mi, no debió de haber sido fácil, pero entonces, yo no se por que no se murió antes, ya había vivido lo que tenía que vivir, que mas daba, para que esperar a que la maldad entrara en ella y se apoderara, por que eso fue, fue la maldad la que la hizo ser otra persona, la que la convirtió, la que me hizo matarla.

Ese día cuando llegaba la ví postrada en su silla, impresionado por encontrarla despierta a las 6 de la mañana, siempre me había cuidado de que no me viera vestido así, al llegar del bar. Ese día ella estaba viendo hacia la ventana como si esperara a que todo cambiara de forma. La maldad estaba haciendo que perdiera la memoria y lo doctores dijeron que conforme avanzara perdería el habla, la movilidad en las extremidades y que al final se convertiría en un vegetal.

-Emma, que haces despierta…bueno, me dijo Gisela ayer que pasarían hoy a verte, esas perras, yo no se cómo se les ocurre, les dije como siempre que el doctor te prohibió las visitas; cómo si no supieran que te alteran, por eso no les digo que estas aquí conmigo, si no, van a querer venir a verte a cada rato, y te hace daño…

Sus ojos me observaban inquisidoramente, a últimas fechas ya no articulaba palabra razonable, así que opté para cubrirle la boca, para no tener que escuchar todas esas cosas que la maldad le estaba poniendo en su boca, Emma no era así, no era como las demás y menos ahora que estaba tan indefensa, sentada en su silla, pobre viejecita, cuanto me necesita.

-Y no me veas así Emma, ya sabes que lo hago por tu bien, te cuido así como tu me cuidaste a mi, ¿te acuerdas?-

Me acerque a darle un beso en la frente, pero sus ojos parecían querer decirme algo, hablaban, les juro que hablaban, no paraba de observarme, me succionaba, me taladraba con la mirada.

-¿Qué Emma, que pasa, que quieres decirme?- Tuve que quitarle la mordaza de la boca, sus labios se entreabrieron pesada y lentamente, yo los observaba de cerca pues supuse que tendría que adivinar los balbuceos que estaban a punto de salir, en su lugar, solo pude percibir un horrendo olor fétido, era la maldad, lo se, pude oler su podedumbre cuando un encarnizado y estruendoso ruido salió de su boca,

-Ahhhhhhhh- gritaba, gritaba más y más fuerte

-calla, calla-

-ahhhhhhhh-

-calla, por favor calla, te van a oír-

-ahhhhhhhh-

La maldad se apoderó de ella, por fin la había hecho suya para siempre, no podía permitírselo, no a ella, no a mi Emma. No me quedó mas remedió que tomar el tacón de aguja y callar su dolor, pero seguía, en cada golpe el grito se avivaba, se hacía mas fuerte, tuve que golpearle la cara, el cuello, el pecho, la cabeza, pero no era a ella a la que deshacía, no eran sus ojos los que perforaba, desde que dejó de hablar ya no era ella, era una representación más, era otra de ellas, de las mismas, de las de siempre, de todas. Aún después de los golpes siguió el grito, ¿pueden entenderlo?, seguía gritando, yo la escuchaba, la maldad no la dejó ir ni el último momento de dolor.

Por esa la maté, no me vengan a decir ahora con que no hice bien, si solo hice lo que cualquier persona cabal hubiera hecho, ¿para que dejarla vivir si ya no sonreía, si ya no me abrazaba, si ya no me protegía? Ahora, estoy seguro que el dolor se apodera de mi también, alguien tiene que cubrir su lugar, alguien tiene que quedarse conmigo, voy a guardar sus cosas, voy a perpetuar su presencia, si eso voy a hacer, no dejaré que la maldad se la lleve del todo…. Voy a quedarme con ella.

-Este hombre debió de haber odiado mucho a su madre-dijo el policía que le pidió a Gisela que identificara el cuerpo

-No es un hombre, es un monstruo- dijo Gisela mientras contemplaba como se llevaban a Juan vestido con la ropa de su madre y tacones de aguja.

IRENE SORIA GUZMÁN


ver mas psicóticos: "psicosis-hitchkock"

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que chida historia, nada más no entendí el título... si es que eso de "historia por encargo" es el título.

3:25 p.m.  
Blogger Arenita said...

historia por encargo es por que fué justo eso, una historia hecha exprofeso para un taller de creación literaria impartida por Daniel Sada en casa del lago.. muy recomendable por cierto

1:53 a.m.  

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