Sobre mecanismos de tortura. Parte II
Otórgale al individuo el don de "gentes", deja que conozca personas, miles de ellas, que tenga que hacer un esfuerzo sobre humano para asociar cada rostro con su nombre.
Ahora, prohíbele a los otros que lo escuchen, déjalo a la mitad de un cuarto lleno de gente y asegurate que al final de la noche, se sienta terriblemente solo, para entonces, ya rogará por que alguien le preste verdadera atención.
Deja que pase mucho tiempo antes que se de cuenta que atraviesa por una soledad provocada, que la necesidad de agradar a la gente no le permitió darse cuenta de las cosas que le satisfacían, que requería de una valoración propia y no de los demás; pero, repito, es importante que pase mucho tiempo, pues para cuando lo note, ya no podrá hacer nada, estará tan acostumbrado a no saber de sí mismo que se perderá en un nido de sombras.