Sobre gases mortales

La desesperación por la anormalidad en su cuerpo fue la primera señal. Su abdomen estaba creciendo. Poco a poco la boca del estomago se llenaba de pequeños cerillos que se encendían uno a uno para avisarle, sin violencia, que su cavidad se llenaba de un gas venenoso que se expandiría rápidamente.
No quiso darle importancia, es solo mi imaginación, pensó...pero el gas se dirigía también hacia su cabeza, llegó a sus ojos, brotó en forma de líquido por su lagrimal, pasaba por su garganta y se transformaba en otra protuberancia que quería desbordarse.
El gas que habitaba su estomago formaba la masa mas grande de su cuerpo, con lentitud, éste pasó por sus venas y la hizo sentir coraje y furia, inexplicablemente llegó hasta sus manos y luego, se apoderó de sus dedos que comenzaron a teclear varias letras sin sentido, eran unos dedos vueltos locos por la velocidad de la invasión.
La desesperación llegó pronto a su cabeza, miles de pequeñas partículas en su cuero cabelludo hicieron que se rascara con fervor, luego el pecho… el pecho fue la parte mas dolorosa, le quitaba el aire, el aliento, no podía respirar, cada sorbo de aire era una agonía, quemaba su garganta, su tráquea, sus pulmones, respirar la mataba, no hacerlo, también.
El estomago le continuó creciendo, ahora se movían pequeños seres por dentro, buscó las salidas conocidas, comenzó a poner música, unas melodías para distraerla, otras para sumergirla más en su tortura, ninguna funcionó, intentó hablar, gritarle a la gente, nadie la oía.
Por último, buscó con desesperación algún objeto con un filo salvador que le abriera las entrañas y le sacara la podredumbre que la iban a hacer explotar, se cortó las sienes, el centro del pecho hasta llegar al final de su abdomen, hizo un corte transversal a la garganta… litros de líquido viscoso salieron a chorros por la presión en la que estaban, llenando de dolor su ropa y sus zapatos.
Se quedó abierta durante varios minutos, exhausta, sin poder pensar…