Mecanismo de tortura VI. Sobre la falta de dones artísticos.

Esta tortura es sencilla.
Lo único que hay que hacer es privar al incauto de cualquier habilidad artística que le permita la libre expresión.
Que no sepa tocar el piano.
Que no aprenda a pasar sus emociones a través de los finos hilos de un violín.
Que su voz sea tan aguda que no pueda ahogar su dolor en el canto.
Que sus manos sean tan torpes que no sea capaz de moldear sus miedos.
Que su percepción sea tan corta, que no pueda dibujar las cosquillas que siente en la yema de los dedos.
Que sus ojos sean tan ciegos que no pueda captar la belleza con el lente de una cámara.
Que su imaginación sea tan corta, que no pueda contar historias que lo hagan inmortal.
Al cabo de un tiempo, sin el don de la música, de la escultura, de la pintura, de la fotografía o de la escritura, acabará por entender que la única forma de decir lo que siente, será hablando...
ahí, radicará la tortura.