La historia perdida del fin del mundo
Para mi buena suerte encontré unas pequeñas memorias de viaje que había creido perdidas. Al leerlas recordé aquella historia de fin del mundo donde una especie de oasis nos daba aliento, alimento y un baño limpio que nos permitiera seguir nuestro largo camino.
He aqui lo que escribí aquel dia:
3 febrero del 2007
Camino patagónico
19:30 hrs
6 meses enteros a la mitad de la patagonía, en medio de la nada, esperando la única compañía momentanea que representan los turistas que llegan en lapsos de 2 o mas horas.
La estancia que acabamos de pasar, a unos 400 km de nuestro destino "El Chalten" es conocida como La siberia, que resulta ser un oasis en medio de la estepa; un lago y un silencio absoluto que la hace uno de los lugares más enigmáticos de nuestro descenso hasta el fin del mundo que hoy cumple su tercer dia.
La mujer que nos recibe se llama Angélica. Le ha gustado (como a muchos sudamericanos) nuestro acento y lo ha identificado de inmediato. Ella esta en La Siberia de octubre a abril, completamente incomunicada, la luz la provee un motor con el combustible suficiente para estos 6 meses, y sólo un radio para comunicarse y pedir ayuda en caso de emergencia, la cual, tardaría horas en llegar.
Se nota que es feliz con su vida: " se convive con la naturaleza, y se conoce mucha gente" me dice, "se platica un rato y luego se van, vienen más y vuelven a irse".
Me pregunto si el silencio le dirá algo todos los días
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